Ricardo Belmont denuncia que las playas, desde Lima hasta Pisco, serían confiscadas por el gobierno central y gobiernos locales para ser privatizadas. De ser así, los peruanos estaríamos impedidos de ir libremente a bañarnos, a caminar, correr o simplemente a contemplar las playas.
Por otro lado, son muchos los peruanos sin empleo formal que en verano se ganan el sustento alquilando sombrillas y hamacas, vendiendo refrescos y bloqueadores solares en las playas, quienes perderían una oportunidad laboral.
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