De
este encuentro, quedé impactada por el diálogo que tuvo lugar entre padre e
hija que fue muy breve, pero de una carga de significados enorme para mi historia
personal.
La hija miraba a su padre con gesto de inseguridad, como si se preguntara si habría sido conveniente llegar hasta ahí. El padre, cargando aún
el equipaje y moviendo la cabeza, le decía que, si ella lo deseaba, regresarían a su ciudad. Hijita, tú sabes que yo iré a donde tú vayas. Ella guardaba silencio. En ese momento
mi teléfono empezó a sonar y me despedí.
Esta escena significó para mí la demostración de un amor filial
a toda prueba. La guardé en la memoria para cuando estuve a solas y pude recordar
a mi padre y descargar todas mis emociones.
Han pasado varios años, pero aún me conmueve profundamente recordar aquella
escena, y vuelvo a emocionarme ante tanta belleza.
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